El graffiti y la escuela no parece que peguen demasiado, aunque muchos escritores hayan empezado grabando sus nombres en las mesas del cole. Las instituciones y la cultura del graffiti tienden a ignorarse mutuamente, pero no te equivoques: esto no significa que las conexiones entre ellas no existan.
A medida que la cultura del graffiti madura, las investigaciones académicas sobre el tema van en aumento. Eso es una muestra de que el graffiti llegó para quedarse y que tiene un impacto significativo, aunque a menudo sutil, en nuestras vidas cotidianas.
Rafael Schacter es uno de los pocos académicos que verdaderamente comprende de qué va el graffiti. Antropólogo, curador y profesor en University College London, Schacter acaba de lanzar su cuarto libro: Monumental Graffiti, una inmersión de 400 páginas donde se representa el graffiti en las ciudades actuales.
En Monumental Graffiti, aplica el concepto de monumento como una lente para entender el graffiti y, a su vez el graffiti como una lente para comprender el monumento. Schacter nos desafía a considerar cuál podría ser el monumento adecuado para nuestro mundo actual. El libro desglosa el momento inconformista de hoy, mostrándonos por qué el graffiti exige nuestra atención urgente como una forma de expresión que reta a las estructuras de poder al cuestionar qué voces se incluyen y cuáles se excluyen del espacio público.
Escrito a partir de veinte años de investigación inmersiva sobre el graffiti, el libro incluye obras de escritores de graffiti como 10Foot, Delta, Egs, Honet, Mosa, Petro, Revok y Wombat, junto con artistas como Francis Alÿs, Jeremy Deller, Thomas Hirschhorn, Jenny Holzer, Klara Liden, Gordon Matta-Clark, William Pope.L, Cy Twombly, y muchos más.
Tuvimos el placer de sentarnos a conversar con él en Londres mientras tomábamos un café.
«No, ¡no soy un escritor! Soy un escritor que escribe sobre writing. Quiero decir, como probablemente todos, hice algunas firmas de niño…»
¿Pintas? ¿Solías pintar? Si no es así, ¿de dónde viene tu interés por el graffiti?
No, ¡no soy un escritor! Soy un escritor que escribe sobre escritura. Quiero decir, como probablemente todos, hice algunas firmas de niño, ¡pero el graffiti no era realmente parte de mi vida mientras crecía! Conocía a gente que estaba involucrada, pero la música se convirtió en mi principal pasión y salida creativa. Fue más tarde, al volver a estudiar, cuando todos mis intereses —en el arte, la arquitectura, la ciudad y el cambio social— se unieron a través del foco en la práctica del graffiti.
Probablemente eres uno de los académicos más respetados por los escritores de graffiti. ¿Nos puedes contar un poco sobre tu trayectoria como investigador?
No diría eso sin ponerme rojo, ¡pero me siento afortunado de seguir pudiendo estudiar el graffiti y el arte público independiente, 2 décadas después de haber comenzado! Este año se cumplen 20 años desde que empecé mi maestría en Cultura Material en Antropología en UCL, donde decidí centrarme en el graffiti, y aún hoy estoy en el mismo departamento, enseñando en el curso en el que estudiaba. Mi primer proyecto fue sobre la producción, consumo y destrucción del graffiti y el street art en Londres (fue un proyecto súper divertido, trabajando con escritores, pero también con gente que limpia los graffiti y autoridades anti-graffiti). Esto me llevó a obtener financiación para un doctorado. Para eso pasé 22 meses viviendo en Madrid, España, trabajando con un colectivo llamado Nov Nueve (incluyendo a los artistas Spok, Nano4814, Eltono, 3TTMan y Remed) junto a un colectivo más amplio de artistas que estaban involucrados en este mundo de la imagen. Esto me llevó a mi trabajo curatorial y a mis libros no académicos, así como a mi monografía Ornament and Order. Como he dicho antes, he tenido mucha suerte de poder seguir trabajando y practicando en esta área, algo que continúa inspirándome.
10FOOT / TOX, 2022, North West London. Foto: Alex Ellison.
Cuando se trata de investigar una subcultura como el graffiti, parece difícil para los investigadores entenderla correctamente si no forman parte de ella. ¿Qué opinas al respecto?
Para mí, la antropología -y en particular los estudios de Cultura Material, en los que me he formado- es la forma perfecta de abordar el graffiti y el street art. En realidad, creo que es una gran manera de abordar el arte en general, ya que ofrece un enfoque más holístico para su estudio, siempre arraigado en lo social tanto como en lo sensorial. Al mismo tiempo, no da nada por sentado. Por ejemplo, la posición del arte contemporáneo en la cúspide y del graffiti en el fondo de nuestra jerarquía social de valor es algo que es importante notar y tener en cuenta, pero no como un hecho objetivo. El porqué esto es así, o por qué el graffiti es considerado contaminación mientras la publicidad es aceptada, es algo que debe investigarse, no darse por hecho. ¡La antropología es el camino!
Dado que has dedicado gran parte de tu vida a investigar sobre el graffiti, suponemos que debe ser importante para ti. ¿Por qué crees que es importante documentarlo, comentarlo y analizarlo?
Hay muchos aspectos en esto. En primer lugar, creo que la gente en general no ha comprendido completamente el hecho absolutamente increíble del graffiti, como estética, como práctica artística y como arte popular vernáculo. Me sigue asombrando el trabajo que los artistas produjeron en los años 70 y 80 en Nueva York, y la velocidad de las innovaciones que ocurrieron en tan poco tiempo. Pero también, después de eso, los desarrollos increíbles de la práctica -y la interconexión del graffiti con otras formas de arte visual y performativo- siguen emocionándome en niveles conceptuales y visuales. Así que, simplemente, creo que es un mundo estético increíble. Pero por otro lado, más allá de lo estético y lo práctico, como una forma social y política, en un momento en que nuestras ciudades están cada vez más vigiladas y privatizadas, el graffiti sigue comentando y criticando estos cambios, incluso si lo hace más a través de lo que hace que de lo que «dice». ¡Es un arte total! Y como dije, es algo que sigue inspirándome.
EGS & TRAMA, Helsinki, 2019. Cortesía del artista.
Ahora enseñas en la universidad, ¿qué crees que es lo que más atrae a tus estudiantes en tus clases?
Creo que el hecho de que siempre, siempre se relaciona con lo cotidiano. ¿Cómo te afecta esto? ¿Cómo puedes relacionarte con esto? ¿Qué impacto tiene en el mundo tal como lo conoces? Creo que ese es un punto clave de partida: entender lo críticos que son los temas que se están abordando y cómo nuestras experiencias pueden proporcionar una comprensión real y encarnada de ellos.
¿Es el graffiti tu único centro de interés como académico? ¿Y en general?
El graffiti es clave en mi trabajo académico y etnográficamente ha sido mi principal enfoque. Sin embargo, mis dos líneas de interés son el arte público, por un lado, y el arte global, por otro. He hecho mucho trabajo sobre el arte contemporáneo en Manila, Filipinas, un proyecto súper inspirador (que se vio interrumpido por el COVID, y al que estoy buscando volver). Ambas áreas están vinculadas a través de ideas de exhibición, publicidad, jerarquía, espacio urbano, etc., por lo que, aunque etnográficamente son muy diferentes, curiosamente hay mucha superposición.
Christian Falsnaes, Søren Berner, Amos Angeles Love And Security, 2012. Video, 3 minutos 39 segundos.
«El libro es un estudio sobre el graffiti -el graffiti como forma, como mensaje y como rastro-, pero también yuxtapone el graffiti contra el monumento institucional…»
Cuéntanos más sobre tu última publicación, Monumental Graffiti, que acabas de lanzar hace unas semanas.
Ah, no podría estar más feliz con el libro, ¡de verdad! Es mi cuarto libro, pero para mí, personalmente, está a otro nivel en comparación con mis otros trabajos. Este libro es todo lo que quería decir. Finalmente. Cerrado (por ahora).
El libro es un estudio sobre el graffiti -el graffiti como forma, como mensaje y como rastro-, pero también yuxtapone el graffiti contra el monumento institucional, utilizando monumentos para examinar el graffiti y el graffiti para examinar los monumentos institucionales. También utiliza muchos ejemplos del arte contemporáneo y etnográfico para tratar de mostrar lo que el graffiti hace (material o conceptualmente) a través de otra práctica artística. Pero, más que nada, argumenta que el graffiti es un monumento, no solo metafóricamente, sino literalmente, que hace lo que los monumentos, en el sentido original del término, hacen: actuar como un recordatorio, un consejo y una advertencia.
El proceso de trabajo con MIT también ha sido increíblemente satisfactorio, y el libro físico en sí es una absoluta belleza. El diseño y la calidad del libro son simplemente increíbles. Estoy súper feliz.
Sin título (REMIO), 2012, Paris. Foto: Gökhan S.
» …si algo sé es que, como la «guerra contra las drogas», la «guerra contra el graffiti» que también hemos visto, la guerra multimillonaria contra el graffiti, ha sido claramente perdida…»
¿Qué crees que depara al graffiti en el futuro?
¡Uf! Quiero decir, es difícil predecir el futuro, pero si algo sé es que, como la «guerra contra las drogas», la «guerra contra el graffiti» que también hemos visto, la guerra multimillonaria contra el graffiti, ha sido claramente perdida. El graffiti no va a parar solo porque aumenten las penas por hacerlo, porque la gente quiere hacerlo, porque muchas personas necesitan hacerlo. No hablo de pintar obscenidades en las casas de la gente o delitos de odio en lugares de culto. Hablo del graffiti como una forma visual y cultural muy particular, ahora global. Quiero decir, sí, la vigilancia digital ha llegado a un nivel realmente aterrador y la privatización urbana es cada vez más común. Pero la gente encontrará la manera. Así que no sé qué va a pasar, pero estoy bastante seguro de lo que no va a pasar: el graffiti no va a parar.
Monumental Graffiti está disponible en todo el mundo. Publicado por MIT Press.
Foto portada: Enrique Escandell Metro de Barcelona 2013. Extraída de Subterráneos de Enrique Escandell. Cortesía del artista.
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