Texto por Alberto F.
Como ya nos pasó en su día con el sueco Smet, invitar a Yowin para la categoría Tres Ases nos ha dado la oportunidad de repasar sus mejores producciones, quedándose en el tintero piezas dignas de contemplación.
En el graffiti sobre trenes los escritores se pueden separar en dos estereotipos. Por un lado tenemos a los que se concentran en la cantidad. Valoran la acción y el resultado de la pieza pasa a ser secundario. Puede que esta misma razón sea la que les empuje a una actividad más enfermiza, ya que obtienen el placer únicamente por el hecho de pintar y no gracias a la realización plástica. Por otro lado están aquellos que se concentran en la calidad y el deleite estético de un buen graffiti les proporciona un sentimiento de realización más duradero.
Yowin, pese a vivir en un medio dominado por la fiebre compulsiva de la cantidad, puede encajarse en las dos caras de la moneda. Quizá esa es la razón por la que pasara a formar parte de las filas de TSK, y a la temprana edad de 17 primaveras. Efectivamente, su prematura actividad, que se remonta a 1994, también es un aliciente que se añade a los méritos de este escritor de L’H.
Sin embargo, ha sido con la construcción de Rosa Rosario junto a Chaca (más tarde Sioc, Rois, Kenor…) con lo que Yowin ha definido su actitud como escritor y su lugar en el graffiti de Barcelona: Barrio, fuerza, estilo, chulería y el toque «cañí» que caracteriza a L’Hospitalet.
Unido a Chaca, Rosa Rosario pasa a ser algo más que un grupo de graffiti, y no sólo por que se trate también de un grupo de rap de dos Mc’s y un Dj (Dj Rona). La música de Rosa Rosario es la banda sonora de muchísimos jóvenes, no solo escritores, y su carisma ha conseguido hacer del graffiti una auténtica religión en L’Hospitalet del Llobregat. En sus letras encontramos temáticas como el boxeo, la vida en el barrio y, sobre todo, la vida de los escritores. Un tema que ellos bien saben abordar con una sinceridad e ingenio insuperables. Cabe decir, además, que ambos Mc’s cuentan con estilos realmente únicos a la hora de escupir rimas, sobre todo en comparación con la descuidada escena del hip-hop nacional.
Y como el estilo no es algo que se tenga en un ámbito concreto, el graffiti de Yowin no desmerece lo más mínimo en lo que respecta a su cuidado estético.
Originalidad y técnica es lo que nos viene a la mente al ver sus piezas. Trazos vertiginosamente rectos, más propios de los muros que de los trenes, dan formas únicas a letras tan difíciles como la Y y la W. Un estilo simple que parte de las premisas básicas del mejor graffiti con denominación de origen de Barcelona, pero descaradamente original. Originalidad espontánea que viene de la propia personalidad.
Por esto y por mucho más, puede que Yowin sea el escritor más carismático de L’Hospitalet del Llobregat.
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