Cuna del grupo de punk Eskorbuto entre otros, Euskadi siempre ha tenido fama de ser la zona de España donde los habitantes llevan su vida más al límite. Es allí donde todo el mundo conoce a Alive, escritor impulsivo al que la vida le pasó factura. La lucha diaria de Alive le ha hecho recuperar paulatinamente algo de movilidad y su afán de superación es un ejemplo para todos nosotros. Así que dedicarle una entrevista era una cuenta pendiente que por fin hemos saldado.
¿Cuando empezó a pintar Alive y en qué contexto?
Empecé en el año 1995. Empecé al principio por pasar un buen rato con mis amigos, por que por aquel entonces no existía ni un ideal ni ningún movimiento por el que pintar. Ya había gente que pintaba, muy poca pero había, y al ver eso fue algo nuevo que me impactó tanto que yo también quise estar ahí.
Empecé a pintar con un amigo con quien estuvimos bocetando un dibujo durante… ¡tres meses! Al final hicimos una cosa diferente a lo que habíamos planeado pero lo bonito fue pasar un buen rato. Después, con el tiempo se convirtió en una competición.
¿Esto sucedió cuando vino Kapi a Algorta?
Bueno, Kapi, Moockie y Musa pintaron antes… y fueron parte de lo que me hizo fijarme en los graffitis. Nosotros empezamos a pintar y las técnicas no eran buenas hasta que un chaval se puso a vender pintura en su local, en la tienda de zapatos de su padre.
¿Skape?
Si.
¿A partir de ahí empezó a pintar mas gente?
En realidad éramos la misma gente. Pero como este chico empezó a vender pintura, los míticos Classics, hizo resurgir a algunos que ya pintaban pero pintaban muy poco y empezaron a pintar más. Así entre unos cuantos que ya estábamos, parecíamos más gente.
Todo esto pasó en la zona de Getxo, no tanto Bilbao, ¿no?
Claro, yo empecé con 15 años y por aquel entonces te movías por la zona de Getxo. Nosotros éramos del extrarradio de Bilbao.
¿Por qué decidiste pintar graffiti?
En realidad no fue ninguna decisión. Un amigo y yo solíamos pasar por un deportivo de Getxo, el de Romo, y nos llamaba mucho la atención los graffitis que había pintados. Nos quedábamos sentados mirándolo como si no tuviéramos otra cosa que hacer. De tanto verlo un día decidimos ponernos manos a la obra y nos fuimos a su casa a abocetear, y todo eso.
«Salir de Bilbao era como viajar a otro continente.«
¿De donde conseguíais la pintura antes de la tienda de Eskape?
En Drogas Antón, en Algorta. Y no es que fueran la bomba precisamente, ni siquiera había llegado Felton. Eran Spraycolor, una pintura súper acuosa. Y pintar era como una pelea. Pero aún así lo mejor era la satisfacción de haber pasado un buen rato a pesar de que el resultado no era bueno.
Pero la cosa mejoró ¿no?
Sí, cuando llegó Montana Colors fue como un mundo nuevo. El primer color que compré fue el Azul Caribe en Classic. Lo recuerdo por que hice una firma en el portal de mi casa, que fue la única que hice en mi pueblo.
¿Qué es lo que más te gusta del graffiti?
Pues lo que más me gusta… mejor dicho, me gustaba -ya que ya no estoy tan vinculado con el mundo del graffiti- eran las reuniones con la gente. El contar batallas y el buen rollo, aunque yo era muy especial pintando.
Además era bonito por que ibas a otra ciudad y te contaban lo que había pasado allí. Salir de Bilbao era como viajar a otro continente.
¿Has viajado mucho?
No. A Barcelona iba mucho, me hice amigo de mucha gente… entre ellos una chica que se llama Musa.
Me gustó mucho el trato que me dio la gente de Bunker Store, en aquella época la tienda de graffiti de Barcelona. Digo trato por que normalmente hacía pedidos por correo y me daban muchos fanzines. Gracias a ellos conocí gran parte del graffiti internacional, me dieron la herramienta para conocer lo que pasaba en otros lugares.
Tienes algún escritor que te guste o alguien que admires.
Siempre me gustó un escritor que ya no está con nosotros: Dare. Así activo me encanta Swet de Dinamarca. De aquí de España me gusta mucho Rocky.
¿Y de Bilbao?
jejeje, no hay mucho nivel aquí…
¿Has pertenecido a algún crew?
Sí, pertenecía a una crew que se llamaba H49.
¿Qué significaba?
Era el número de placa de un policía. Ese policía, cierto día vino y me requisó los botes y me dijo, vete a la guardia municipal a pedirlos. Así que fui al día seguiste y no me los querían dar.
La chica de la oficina me preguntó que quién me los había requisado, así que le di la descripción. Ella dijo «espera, que creo que sé quien es» y dijo por el teléfono «oye, H49, te están buscando por unos botes…» Así se me quedó el nombre grabado. Lógicamente no me devolvieron los botes.
Pero esa misma noche, con la gente con la que solía quedar para pintar (Bite, Joker, Fluor…) fuimos por toda Algorta y lo reventamos de firmas de H49 para que al día siguiente cuando estuviera haciendo la ronda se los comiera. Así quedó como una anécdota.
Más tarde, en un viaje en el que fuimos a Vitoria a pintar, paró Bite a repostar gasolina y casualmente vimos a H49 en su coche. Le dije «baja la ventanilla» y le empecé a gritar H49 CABRON!! HIJOPUTA!!
Justo ese día, pintando en Vitoria, pensamos en hacer el grupo y el nombre que se nos ocurrió fue H49.
Más allá de lo que podemos ver… ¿cómo ha cambiado Alive?
Nunca he sido mala persona (no lo digo yo lo dice la gente) pero más que nada, viendo que he tenido una segunda oportunidad, me noto más humano. Con poco me conformo. Y antes no era así.
He aprendido mucho a valorar a la gente. Y también a ser valorado.
He tenido mucho tiempo para pensar. Antes actuaba siempre por impulso. Esa ha sido la gran diferencia.
¿Cuales son tus motivaciones para pintar seguir hacia adelante?
Sobre todo que la gente que pinta me llame para pintar. Si no tuviera con quién ir me quedaría en casa. La gente que se dedica a hacer cuadros, por ejemplo, es por que han perdido la motivación de salir a la calle a pintar.
¿De donde viene le nombre Alive?
Es el título de una canción de Pearl Jam. Al principio no pintaba Alive, pintaba «Machine». Quise cambiar y para hacerlo más oficial cambié de nombre. Intenté todos los palos (letras, caracteres, fondos, colores…) hasta que en el 97 me centré en lo que realmente me motiva: las letras.
«Llegó un momento que la gente se dirigía a mis piezas por las frases que ponía en cada una de ellas.«
¿Has tenido más nombres?
Un verano que me cansé de hacer lo mismo empecé poner Ali-B con un estilo más sencillo, más redondito.
En las piezas de Alive intentaba superarme, hacer los trazos cada vez más rectos, buscando la perfección. Aunque al principio pintaba sólo para pasarlo bien, llegó un momento en que se convirtió en una competición, sobre todo contra mi mismo.
¿Y las frases?
En cada graffiti escribía una frase. Normalmente eran frases dirigidas a mis amigos, y sólo los de mi alrededor conocían su significado. Llegó un momento que la gente se dirigía a mis piezas por las frases que ponía en cada una de ellas.
Es la pieza que más me gusta. Puse «yo soy William Wallas». Sin duda el 2000 fue mi mejor época.
«More colors and less shit» fue una época en la que mucha gente se marcaba piezas con pintura plástica… y fue una manera de decir :»colorear mas las paredes!»
«Sólo Dios esta vivo». En realidad no creo en Dios, era un juego de palabras.
Fue una pieza que me gusta mucho y la frase «slide into the paradise» la puse por que era el nombre de una canción «trance» que no paraba escuchar.
Si pudieras pedir tres deseos ¿qué pedirías?
Pues que hubiera menos guerras, que últimamente se está pasando de castaño oscuro, y que la gente sea más humilde. Que la gente fuera un poco más humana.
«Hay que recordar que en un segundo puede cambiar tu vida. ¿Quién iba a decir que Alive iba a acabar en una silla de ruedas? Pero bueno, aquí estamos y con una sonrisa.«
¿Y para ti?
Pues mucho más dinero que voy pelado.
Por último ¿nos darías un consejo que te haya enseñado la vida?
Hay que recordar que en un segundo puede cambiar tu vida. ¿Quién iba a decir que Alive iba a acabar en una silla de ruedas? Pero bueno, aquí estamos y con una sonrisa.
Viendo todo lo que he tenido que sufrir al principio, ahora parece que todo empieza a mejorar y la vida me sonríe. Pero sobre todo soy feliz de tener la mente en perfecto estado y de estar en la realidad.
Créditos fotográficos: Tamara López Seoane