La crisis del coronavirus detiene la celebración valenciana de “Las Fallas” y con ella el destino de “la meditadora”, el gigantesco muñeco realizado por el artista Escif que cobra ahora un nuevo significado.
Fotos por Escif y José Bravo
Está en boca de todos (todavía no en los pulmones de todos afortunadamente), es el coronavirus y su presencia mediática ha alcanzado también, de forma inevitablemente, al arte urbano.
Desde hace un par de años, varios artistas urbanos (Okuda, PichiAvo) han sido escogidos para dar forma a la falla del Ayuntamiento, la escultura principal que arderá junto a las demás creaciones artísticas durante la celebración más característica del folklore valenciano. Para este año, Escif ha sido el encargado de idear el enorme muñeco que, en este caso, se ha materializado en forma de gigantesca mujer meditando como símbolo de esperanza.
Ante el creciente número de infectados por el coronavirus, el Ayuntamiento de Valencia ha decidido suspender las programaciones de una celebración tan concurrida e incontrolable como son las fallas de Valencia. Esta decisión, que obligará a destruir las aparatosas creaciones que deberían desaparecer pasto de las llamas, ha dotado de un nuevo significado a la propuesta del genial artista valenciano, quien pide mantener la figura hasta que se reanude la festividad. Nos hemos tomado la libertad de rebotar su comunicado que viene resumido por la postal perfecta: una meditadora con máscara.
«Una gran mujer meditando en el centro de la plaza del ayuntamiento.
La crisis del coronavirus es una crisis mundial muy difícil de combatir. No existe vacuna contra la enfermedad y las infraestructuras sanitarias se quedan pequeñas ante la velocidad de propagación. Se esta demostrando que las únicas armas que tenemos para combatir esta crisis son la paciencia, la calma y la esperanza. Tenemos que conseguir decelerar el movimiento de la sociedad el tiempo suficiente como para que la gente ya infectada pase la enfermedad y no la siga propagando.
Paciencia, calma y esperanza.
Estos son precisamente los valores que transmite la gran mujer meditando en la plaza del ayuntamiento. Esto también pasará.
Una de las funciones primarias de la cultura es la de reforzar el imaginario simbólico de cada sociedad. El arte tiene esa capacidad mágica de trabajar con el subconsciente colectivo de toda una sociedad. La batalla contra el coronavirus es una batalla de comunicación y concienciación. El buen uso de los medios y de los símbolos será aquí crucial para conseguir restablecer la calma.
Es por estos motivos por los que proponemos mantener la gran meditadora en la plaza, hasta que se reanuden las fallas. Un símbolo de paciencia, calma y esperanza tan necesario en estos días. Permitamos que el mundo entero se apoye en Valencia para superar esta crisis. Regalémosle al mundo el antídoto para superar esta crisis.
Paciencia, calma y esperanza.
En cuanto a los aspectos técnicos derivados de tomar una decisión como esta, entendemos que los costes de desmontar, almacenar y volver a montar la falla serían infinitamente más elevados que los costes, ya casi cubiertos, de mantener la estructura en la plaza por un tiempo acotado. La estructura de esta falla es muy fuerte y podría fácilmente aguantar seis meses intacta.
Podría considerarse que el monumento ocupa un espacio de transito, pero entendemos que la previsión de peatonalizar la plaza acompañaría esta decisión. Igualmente se podría delimitar con una pequeña verja el perímetro real del monumento para facilitar el flujo de peatones en ambos lados de la figura.
Esto también pasará.»
Escif
Marzo 2020
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