Existen ciudades aberrantes y ciudades esbeltas; metrópolis influidas por el neón y capitales levantadas a golpe de mármol. La geografía urbana de nuestro tiempo es pródiga en rascacielos, tuberías, vallas, alcantarillado y atropellos que se superponen como musculaturas hercúleas entre nuestra respiración y nuestras retinas. Guillermo Carrión lo sabe bien. Y lo pinta y lo esculpe mejor.
Nueva York, Dublin, Barcelona, Washington, Delhi, Valencia, Cambridge… Son sólo algunos de los destinos que han apuntalado la mirada de un creador inclasificable y singular; clásico, futurista y post graffitero, que lleva más de 15 años plasmando en murales gigantescos y en láminas minúsculas los perfiles urbanos por los que han parpadeado sus intrépidos ojos almendrados.
Montana Gallery Barcelona (C/ Comerç, 6) inaugura el 10 de diciembre la penúltima aventura expositiva de uno de los artistas contemporáneos más deslumbrantes de nuestro país. Formado en la legendaria escuela Cooper Union de Nueva York, un templo gratuito y exclusivo cuyas puertas sólo se abren a los talentos más genuinos, el trabajo de Carrión ha crecido con el tiempo con idéntica poesía a la de las ciudades invisibles de Calvino.
Coches minúsculos a la deriva, paredes torcidas coronadas por antenas de repetición, moldes exactos de gigantes urbanos y reproducciones microscópicas del desorden y la melodía, se superponen como luces a destiempo en uno de los viajes más originales de la pintura moderna. Imprescindible.
Texto: Héctor Castells.
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FANTASTICO, no es por presumir, pero hace años tuve una idea similar de relieves en escayola y que nunca llegue a relaizarla. esto esta muy bonito, me encanta el de bcn. enhorabuena. salu2.
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