Druid de Holanda es el último en compartir con nosotros sus Tres Ases:
‘Con esta pieza intenté enfocarla desde un ángulo diferente. De la misma forma que cuando miras de frente una figura y ves un rectángulo, pero cuando lo miras de lado se convierte en un círculo
Me recuerda a uno de mis libros preferidos: «Planilandia» del escritor Edwin A. Abbot. Trata sobre seres que viven en un mundo ficticio de dos dimensiones. En ese mundo con use punto de vista, una esfera tridimensional parece simplemente una figura que mágicamente se hace más grande o más pequeña cuando se mueve de arriba a abajo en tres dimensiones.
Esta pieza también me gusta por que supuso un retó en cuanto a la representación. Me encanta ser técnico, pero no suelo retarme lo suficiente. Fue satisfactorio incorporar elementos 3D en esta pieza. Sobre todo porque creo que mucha gente ve las piezas 3d como algo pasado de moda o artificioso. Me sentí satisfecho por haber encontrado la forma de incorporarlo con un resultado que me pareció acertado. La técnica sirve para contar la historia, en vez de ser el espectáculo principal.‘
‘Cuando era más joven leía muchos libros de ciencia ficción y fantasía. Solía ir a la biblioteca y leer dos libros en un día. Los colegas se burlaban de mi porque tenía un carnet de biblioteca! Así que siempre he sentido pasión por la narración de historias y el dar rienda suelta a la imaginación.
Esta pieza está inspirada por el ilustrador sueco John Bauer. Me encanta su trabajo por su uso de la yuxtaposición. A menudo puedes encontrar frágiles y pálidas princesas junto a peludos y oscuros trolls. Es un bonito contraste que yo también quería utilizar. La Letra I es la princesa alejándose y el elemento del duende da cierta sensación de suspense, hace que nos preguntemos qué va a suceder.‘
‘Siendo sincero, esta pieza no me gusta mucho del todo. Quizás por que estaba en un muro con muchos buenos escritores. Sentía que todavía tenía mucho que aprender y me hizo ver mis defectos. Sin embargo, también fue algo positivo, ya que la experiencia me enseñó lo que podía mejorar. Fue el segundo día de mi visita a Nápoles.
Una de las personas que pintó a mi lado era Bates. No creo que esta persona necesite una introducción. Desde mi adolescencia me encantaba ver sus piezas. No puedo recordar cuántas veces he hojeado su libro de OTR. Así, estar pintando junto a él 15 años después era algo casi surrealista. Siempre intento aprender de la gente con la que pinto, y ese día me empapé de un montón de cosas. Bates compartía sus conocimientos y hablaba sobre la importancia de estudiar el graffiti, hablando a Hais sobre el reflejo del color de las letras, viendo a Zeus trabajando en un boceto.‘
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