A través del periódico milanés La Repubblica, Allcity ha publicado una noticia de lo más curiosa. A finales del pasado julio, componentes la Cosa Nostra 1860 -una rama radical de los hinchas del equipo de fútbol alemán TSV 1860 Múnich- se marcaron un wholetrain sobre uno de los trenes que circulan por la provincia de Milán. Tres vagones decorados con los colores del equipo y las inscripciones del nombre del colectivo utilizando una tipografía gótica.
No es la primera vez que vemos como los hinchas de grupos de fútbol se manifiestan haciéndose valer de herramientas propias del graffiti. A pesar de que en el sur de Europa la relación entre graffiti y fútbol no es muy común y sólo se da en individuos concretos, esta curiosa coincidencia es particularmente frecuente en Holanda, teniendo también cierta presencia en países como Austria o Alemania y más recientemente en Rusia.
Graffiti y fútbol son dos universos que aparentemente no tienen nada que ver y es difícil ofrecer una explicación del por qué de los casos en que coincide tan manifiestamente el fanatismo deportivo radical con la cultura de dejarse ver. No obstante es lógico que las dos actividades puedan atraer a personas con un interés común por la diversión en el entorno urbano, la adrenalina, la competitividad, la fraternidad y el espíritu de compañerismo. Aunque algunas de estas palabras sean demasiado positivas para la escena hooligan.
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