El berlinés Raws nos lleva junto a él durante una jornada de graffiti en un edificio abandonado en medio del campo. Una experiencia diferente, casi espiritual, en la que escritor y pieza se arropan en la intimidad ofrecida por la soledad. Todo ello en una sugerente y melancólica atmósfera en la que destrucción y creación se dan la mano.
«Después de un largo trayecto en coche, llegamos a un lugar perdido en medio de la nada e busca de zonas abandonadas con el objetivo de hacer algunas piezas.
Pintar en estos sitios es mucho más que pintar en muro legal en Berlín por enésima vez, donde cada día hay alguien pisando piezas. Es muy excitante descubrir estos espacios en viejas fábricas, colegios u otros edificios abandonados desde hace casi un siglo.
Me gusta el olor, la aventura, y el buen rato que puedes pasar junto a tus amigos. Esta vez, mis hombres «Skenar» y «skur» me acompañaron para poner algo de pintura sobre esos viejos muros olvidados.«
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