Miquel Wert e Ibie… ¿pueden existir dos tipos de pintura más opuestos? Un estilo fotográfico, nostálgico y sereno, frente a la contundencia chirriante de una ilustración naif y divertida. ¿A quién se le ocurriría juntar a estos dos artistas en un mismo proyecto?
Pues al equipo de Arnau Gallery. La pared del ancestral teatro barcelonés ya había sido compartida por dos artistas al mismo tiempo el pasado noviembre. Eran Emilio Cerezo y Mohamed l’Ghacham quienes, pese a contar con dos estilos perfectamente complementarios, dividieron la pared de forma estrictamente salomónica limitándose cada uno a su parcela pactada.
Es curioso que en el caso que presentamos hoy, Ibie y Miquel Wert se mostraran favorables a fusionar completamente sus dos estilos en un Frankenstein cuyo resultado, fuera de todo pronóstico, consigue potenciar el poder de sugestión del componente personal del trabajo de ambos artistas.
Un triste retrato escolar es plasmado por Wert a través de su espontáneo estilo y convertido, gracias a la locura de Ibie, en una cárcel para niños terroríficamente divertida. Una sincronización improvisada en la que no faltan referencias artísticas, como la presencia de un personaje en segundo plano de la composición que remite al cuadro de Las Meninas de Velázquez.
Créditos fotográficos: Fernando Alcalá y Antoine Careil.
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