La exposición previa a a la participación de PichiAvo en la Falla municipal de Valencia viene envuelta de polémica por una intervención que reivindica el graffiti en su estado más puro.
El Centre del Carme es un convento del siglo XIII cuyo claustro acoge en sus paredes las intervenciones adjuntas a las exposiciones que se celebran en el edificio. En ese contexto se sitúa la obra mural que el duo PichiAvo ha llevado a cabo con motivo de la muestra titulada “Eureka”. El tándem de artistas levantino, cuyo estilo pictórico se caracteriza por mezclar de forma explosiva el arte clásico con la estética más callejera del graffiti, ha querido dar un paso más en la reivindicación artística del graffiti con una propuesta arriesgada. Tan arriesgada que no sólo ha sido reprobada sino que se pretende llevar ante la justicia.
Con el objetivo de rendir homenaje al graffiti más puro y visceral, PichiAvo han decorado las paredes del claustro con una capa de piezas, throw-ups y tags realizados únicamente con pintura plateada, negra y blanca. La acción se ha llevado a cabo en colaboración con el crew TFK, un colectivo histórico en la escena del graffiti valenciano que abala la credibilidad callejera de esta acción y su sentido conceptual.
La intervención en conjunto comprende también su propia performance que, registrada en un vídeo publicado en el canal de Youtube de PichiAvo, recrea la acción como si de un acto clandestino se tratara.
El intencionado resultado, más propio de un edificio ocupado que de un claustro renacentista, ha hecho poner el grito en el cielo a colectivos como el Partido Popular de Valencia, o al mismo sindicato UGT quien ha interpuesto una denuncia por supuesto menoscabo del patrimonio cultural. Exagerado revuelo si consideramos que, como aclara el director del espacio José Luis Pérez Font, “ni se ha incumplido la ley ni se ha dañado el patrimonio”, ya que las intervenciones en esas mismas paredes se renuevan con periodicidad.
Esta divertida anécdota nos sirve para reflexionar sobre varios aspectos a cerca de la valoración del arte, y en concreto del arte urbano dentro del estado español. La utilización artística de la estética del graffiti callejero no es algo nuevo fuera de nuestras fronteras; son numerosos los ejemplos que podemos mencionar, pero el más extremo quizás sea la acción realizada en el Houston Bowery Art Wall de Nueva York en homenaje al fallecido Sacer IRAK, cuya intervención presentaba devastador throw-up hecho con extintor y que en ningún caso gozó de gran polémica.
Parece que en el estado español existe todavía una frontera exclusivamente estética -ya que la obra no presenta ni mensajes ni simbologías explícitas que puedan ofender ideológicamente a nadie- sobre lo que es y lo que deja de ser arte aceptable. Lo que más sorprende es que esta inercia censuradora no venga únicamente de las opiniones más conservadoras, un fenómeno que podemos entender considerando que nos encontramos en periodo de precampaña de elecciones municipales. Además, es importante tener en cuenta que la Comunidad Valenciana es la región española en la que con mayor tenacidad se persigue a los escritores de graffiti ilegal.
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