REGG – VISEU, PORTUGAL
Os traemos dos nuevos capítulos sobre las aventuras del fotógrafo Vincent Cornelli con imágenes de Portugal y Perú. Nos explica, con un interesante relato, su experiencia en la costa lusa y como fue víctima del infortunio enfrentándose a diferentes adversidades para conseguir la fotografía deseadas. Prestad atención…
CAPÍTULO 6
Me encanta encontrarme con muchos de los muros de Regg en Portugal. La paleta de colores aquí es perfecta. Esta pieza fue realizada para el Tons da primavera y comisariada por Federico Draw.
CAPÍTULO 7
Sef / Hado – LIMA, Perú. Abril de 2018
CAPÍTULO 8
Cada foto tiene al menos dos historias. Puede ser lo que la foto le dice al espectador, la reacción/emoción interpretada por el que la ve, y/o la historia detrás de la foto. Si estás interesado en conocer la historia detrás de esta foto, sigue leyendo:
Hace un par de años, recuerdo haber visto a ZOER publicar unas fotos de este barco en Setabul, Portugal. Inmediatamente me quedó claro que necesitaba ir allí, aunque sólo fuera para fotografiar esta pieza en particular. A finales de 2019, llegué… pero como la cáscara de un hombre.
Estaba en medio de un intenso viaje por carretera a través de España y Portugal. Ese día, me desperté en Cohvilla, disparé fotos, conduje hasta Figueira de Foz, tomé mas fotos, y luego a Setúbal, a donde llegué por la tarde.
Pero antes de ese día había entrado en el fenómeno de la Península Ibérica que son los mercados de Asia y China. Una ventanilla única para todas las cosas baratas que no están realmente relacionadas con la comida, con tiendas esparcidas por ciudades y pueblos más pequeños de todo el país. Acababa de cambiar los coches de alquiler, y necesitaba un soporte para el iPhone en manos libres, útil para Google, sobre todo en cuestión de mapas de carreteras desconocidas. Como me faltaba un euro para llegar a la compra mínima con tarjeta de crédito, compré lo primero que vi en el mostrador: unos caramelos de goma agria.
A menudo, durante un día de viaje por varias ciudades, me suelo olvidar de comer, o directamente no tengo tiempo… así que en esa última etapa, de Fig a Setúbal, no tenía nada en el coche que llevarme a la boca… y lo que aprendí más tarde sería puro veneno.
El WAZE me está llevando por la ruta más rápida… directamente hacia las montañas… el sol bajando, largos, oscuros, estrechos y ventosos caminos con poca protección en caso de que te desvíes hacia el borde de los acantilados. Así que me comí este veneno al empezar el viaje de 2 horas y media por las montañas… y en una hora empecé a encontrarme muy mal. Muy, muy enfermo. Sentí tener un agujero que me quemaba el estómago. Mi cabeza daba vueltas, y sufrir un poco de visión de túnel en el oscuro camino sinuoso. Con días tan intensos por delante, necesitaba cumplir el horario… no podía parar. Además, en esos lugares súper peligrosos no había espacio seguro para detenerme y estacionar el vehículo… así que me la jugué.
Aterricé en la cama del hotel, y no salí de la habitación durante 2 noches. Estaba completamente agotado, delirando, sudando, y sufriendo las cosas divertidas que os podéis imaginar en el baño. Ahora llevaba un día de retraso y sin saber exactamente dónde estaba lo pieza tras todas las búsquedas – incluso después de recorrer las costas de google maps via de satélite, no pude encontrarla antes de tiempo. Le pregunté a la gente de un par de restaurantes y hoteles si sabían dónde estaba, la pieza en cuestión, pero no tuve suerte en mi pesquisas.
Dos mañanas más tarde, mientras deliraba un poco, me desperté con un sudor agitado… pensé en mi difunto padre… un pescador auténtico. Y recordé que si alguien conoce las complejidades de la costa del mar, es el pescador local. Así que me puse unos pantalones y fui al muelle a hablar con un par de pescadores portugueses. Por supuesto, justo después del amanecer, me encontraba junto al barco.
Si llegaste hasta aquí, esta es la historia detrás de la foto.
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