Jordi Rubio Rocabert en las oficinas de Montana Colors, 1999
Después de 29 años, Jordi Rubio Rocabert, el fundador de Montana Colors y hasta la fecha director y propietario, decide poner punto y final a su relación laboral con la marca. Para despedirse ha compartido con nosotros una carta escrita por él mismo.
Barcelona, Junio 1994, Montana Colors.
Montana por mi pasión por las montañas y Colors porque aparecen inundándolo todo cuando la luz gana sobre la oscuridad.
Tenía 26 años y ahora 55. La vida, en 1993, me hizo conocer a Kapi y a Moockie. Como pasión, yo escalaba paredes de montañas y ellos pintaban las de las ciudades. Ambos fluyendo en nuestro imaginario y siempre de cara a una pared, dejando a nuestras espaldas un mundo que no nos interesaba. Conectamos al instante. Era solo una idea de libertad, pura ilusión y motivación por querer llevar el timón de nuestras vidas.
Con Miquel Galea, mi amigo de la infancia y después socio, fundamos la empresa. Nunca perseguimos ni el dinero ni el éxito. Solo buscamos la excelencia en cada acción, el estilo, servir a la gente y ser queridos. Emprender, crear una empresa de cero: nuestro universo.
Orgullosos de haber empezado en un taller lleno de mierda y no en una pulcra escuela de negocios, donde transforman la ilusión de los jóvenes en ambición desmedida; todo es más simple; de la idea al papel y del papel a la pared, a la realidad, como hacer magia pero de verdad, basada en la afirmación por encima de la negación; “no lo hagas, no pintes la pared, no te subas allí, no funcionará, no lo conseguirás, no, no…» ¡callaros!
Apostar por la intuición, por algo en lo que nadie creía, y convertirla en una empresa diferente y referente, con otros valores que dignifiquen la mala reputación del oficio de empresario, y al mismo tiempo me construía a mí mismo como individuo contra una sociedad que pretende anularme.
No siempre ha sido fácil, muchas veces parecía imposible. Intentar las cosas es el verdadero éxito.
Me disculpo con todos a los que he fallado. Sobre todo, a los míos, a los más cercanos que dejé de lado por considerar más prioritaria mi idea. Lo siento en el alma.
Ahora decido dejar de lado a la empresa antes de que ella me deje a mí, y destaco como un tesoro a todos sus trabajadores, a los amigos ganados, a los vándalos que disparan color, a los artistas, escritores, clientes… las experiencias vividas con todas y todos.
Por el camino me alimento de la ilusión y el valor de los pequeños, donde me he visto siempre reflejado, el amor por el acto inicial de la gente que empieza con una idea pero, con muchas dificultades, la pone a caminar. Los destaco muy por encima de la soberbia de los grandes.
Montana, mi pequeña, mi única niña, ya eres mayor, tal vez ya no me necesitas.
Jordi “de Montana” pronto será el recuerdo, después el olvido. Así es la vida, y ahora me centraré solamente en saber más de mí. Otras montañas, otras ilusiones.
Gracias infinitas a todos los que me ayudasteis y creísteis en mí, sin vosotros y vuestra leal confianza no lo hubiera conseguido. También gracias a cada uno de los que me leéis y conocéis sobre esta aventura.
A los nuevos propietarios y a los que vendrán les pido que respeten los orígenes y filosofía, que sepan cuidar la marca y a sus valores. También que cuiden a sus más de 300 trabajadores, a sus clientes y seguidores, la razón de todo.
MONTANA es mucho más que una empresa de resultados económicos. Es un regalo único, un trozo de tiempo de casi 30 años, de pura historia del graffiti, de vidas de personas y de la misma sociedad.
Jordi Rubio Rocabert
Fundador de Montana Colors
Primera oficina, 1994
Kapi con Jordi en los almacenes, 2003
Jordi y Os Gemeos durante el primer mural de la fábrica, 2002
Primera Montana Shop. Barcelona 2004
Fábrica Montana Colors, 2006
Jordi con parte del equipo de marketing de Montana Colors y Aryz, 2017
Wind, Angelo y Jordi en Los Angeles diseñando la Montana Shop LA, 2018
Fábrica y trabajadores, 2021
Mar Roig (diseñadora del logo Montana) y Jordi Rubio Rocabert, 2021
Martha Cooper con Jordi Rubio Rocabert, 2019
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