Las nuevas generaciones no sabrán mucho acerca de Honet, pero se trata sin duda, de uno de los escritores más importantes de la historia del graffiti europeo. Su interés por trascender el graffiti a un nuevo nivel estilístico, geográfico y de actitud ha influenciado como una explosión en cadena a diferentes generaciones que sentaron las bases de la escena actual. Su visita a la Montana Gallery Barcelona junto con 2Shy y JC Earl nos obliga a hacerle una entrevista en la que hablamos más de graffiti que de arte.

La exposición «Ugly Cool» en la Montana Gallery permanecerá abierta al público hasta el 3 de noviembre de 2023.


¿Qué sensación tienes al visitar Barcelona después de casi 15 años?
Me pasa una cosa muy sencilla, y es que cada vez que viajo a algún sitio y vuelvo a encontrarme con gente, parece que fue ayer cuando los dejé. El tiempo pasa tan rápido que, para mí, es bastante fluido. Después, por supuesto, la gente cambia un poco, pero por lo demás es como si no hubiera pasado nada. Por ejemplo, en los años 90 fui a Finlandia y me gustó mucho el país, me gustó mucho la gente que conocí y, aunque voy una vez cada 10 años, cada vez es como si hubiera estado allí el día anterior. Vuelvo a encontrarme con la misma persona y ahora nos conocemos desde hace 40 años. De hecho, como el graffiti es tan intenso, nunca olvidas a la gente, hay algo que nos une para siempre.

Después, por supuesto, hay cosas que cambian en las ciudades con el tiempo, pero siempre hay pequeños detalles que nos recuerdan el pasado. Basta un graffiti para retroceder 10 o 20 años, o un Xupet Negre en una tienda, por ejemplo.

En cualquier caso, es difícil conocer una ciudad que no es la tuya y, además, cuando viajas mucho, hay veces que te despistas un poco y te dices «estoy en Alemania, estoy en Italia. No, estoy en España». Con los años, todo se mezcla un poco, pero siempre hay pequeños elementos de derecha e izquierda que no cambian.

Honet en Barcelona 1999

«Hice graffiti porque no sabía hacer otra cosa y en algún momento de mi vida tuve que elegir entre intentar cambiar, dejarlo por completo, buscar un trabajo como todo el mundo, o intentar encontrar una manera de vivir con lo que me gustaba hacer y lo que sabía hacer.»

¿Cómo has visto la evolución del arte urbano durante todo este tiempo?
Verás, en primer lugar, no creo que me haya posicionado en el mundo del arte. No es realmente lo que me interesaba al principio y, de todas formas, no estoy seguro de haberme metido realmente en ese mundo. Hice graffiti porque no sabía hacer otra cosa y en algún momento de mi vida tuve que elegir entre intentar cambiar, dejarlo por completo, buscar un trabajo como todo el mundo, o intentar encontrar una manera de vivir con lo que me gustaba hacer y lo que sabía hacer. Así que la cuestión no se planteó, iba a intentar hacer algo que fuera más o menos artístico, con todas las complicaciones que implica esa palabra, para intentar hacer algo productivo con lo poco que sabía hacer.

Obras de Honet, 2Shy y JC Earl en la exposición «Ugly Cool»

¿Podrías explicar tu evolución personal en este sentido?
Muy temprano, cuando hacíamos graffiti, ya nos encontrábamos con gente de la escena cultural de los barrios, de los MJC, que proponían cosas con graffiti. En aquella época estábamos muy mal vistos, el graffiti no se consideraba arte ni nada de eso; eras un grafitero, eras un delincuente, nada más. En cambio, en París había mucha gente de la cultura que se interesaba por esta novedad. Rápidamente, empezó a haber exposiciones, creo que la primera fue en el 82 o el 84. Fue entonces cuando los escritores pudieron exponer por primera vez en museos. Por ejemplo, en el Trocadero con artistas como JonOne. No necesariamente ganaban dinero, pero estaba claro que había muchas maneras de seguir por ese camino. Yo lo vi muy pronto, la gente del mundo de la cultura venía a nosotros con propuestas y, aunque no era necesariamente lo que nos interesaba, nos ofrecían sprays, nos pagaban por cosas y estábamos contentos.

Pero… ¿Qué es lo que realmente ha cambiado?
Lo que realmente ha cambiado, simplemente, es la mirada de la gente. Como decía antes, éramos señalados por todo el mundo y ahora es todo lo contrario. No somos unos perdedores haciendo cosas en la calle, somos artistas con una visión un poco diferente de las cosas. Es un poco triste, pero es así. Dicho esto, todavía hay una generación que creció con el graffiti y siempre lo ha visto, y es esta generación la que está en los centros culturales y las galerías, y la que lo aprecia. Realmente lo ha llevado al siguiente nivel.

«Al principio éramos 10, a los 6 meses 50, a los 2 años 200 y ahora es la histeria; hay miles de personas pintando provenientes de todas partes.»

¿Nos cuentas como empezaste a pintar trenes y como evolucionó todo después?
Cuando empezamos, había muy poca gente pintando trenes, sobre todo en París, donde había una especie de tradición de graffiti basada en los tags. Antes que nosotros, algunas personas de las primeras generaciones que vinieron de Nueva York hicieron algunos trenes, pero muy pocos; no intentaban reproducir lo que ocurría en Nueva York, sólo hacían 2 ó 3 trenes y después pasaban directamente a hacer lienzos o cosas en la calle. En la segunda ola del graffiti, la de mi generación, había muchos jóvenes haciendo tags y muy pocos haciendo trenes, sólo un poco de metro. Creo que, por accidente, fue en nuestra siguiente generación cuando la gente empezó a descubrir los primeros fanzines de graffiti. Así vimos lo que pasaba en otros sitios y vimos que había gente haciendo trenes en otras ciudades europeas. Ni siquiera lo sabíamos, ya que era una época diferente en la que no había internet, ni redes sociales. Sabíamos que se pintaba graffiti en Inglaterra, pero no sabíamos que se pintaba en España, por ejemplo. Nos encontramos con fanzines que trataban sobre trenes, así que pensamos: «Qué raro, la gente está súper motivada con esto y la verdad es que es algo bonito». Vimos un montón de trenes y metros diferentes, y había un tipo de estética que nos llamó mucho la atención.

Y entonces fue creciendo la actividad con el paso de los años…
Al principio éramos 10, a los 6 meses 50, a los 2 años 200 y ahora es la histeria; hay miles de personas pintando provenientes de todas partes, extranjeros de todo el mundo, incluso del rincón más lejano de Australia o de Canadá. De cualquier parte, en realidad. Realmente he visto la explosión de una especie de fascinación por los trenes.

¿Cómo es tu actividad actual?
En cuanto a mí, he parado un poco porque me he hecho mayor e intento trabajar para ganarme la vida, pero sigo viendo lo que ocurre a mi alrededor y veo que hay una especie de histeria colectiva en torno a ello.

«El hecho de que sacrifiques todo por pintar es lo que más me interesa; el hecho de que tengas algún tipo de objetivo artístico y estés dispuesto a sacrificar toda tu vida, tu vida familiar, a tus padres, a gastar todo tu dinero sólo por tu pasión.»

¿Qué te interesa de este fenómeno?
Para la gente es, realmente una forma de vida; es para lo único que viven, todos se conocen, están en redes muy específicas, son frikis, así de claro. Se lo saben todo de memoria, todos los modelos de trenes, y dan la vuelta al mundo para pintar el mayor número posible de trenes diferentes. Es decir, no lo hacen a medias y siempre me ha gustado el lado extremista de las cosas, no necesariamente el extremismo por el extremismo, pero en el arte me parece muy interesante.

El hecho de que sacrifiques todo por pintar es lo que más me interesa; el hecho de que tengas algún tipo de objetivo artístico y estés dispuesto a sacrificar toda tu vida, tu vida familiar, a tus padres, a gastar todo tu dinero sólo por tu pasión. Es una locura, se extiende por todos los aspectos de la vida de la gente que realmente vive para ello: sólo piensan en eso e incluso pueden llegar a ser súper altivos con los demás o no hablar con la gente que no pinta trenes. No es arte contemporáneo, quizá ni siquiera arte, pero es una pasión desbordante por algo artístico o, en todo caso, con una base artística y creativa.

4 nombres que han hecho del graffiti de trenes europeo lo que es ahora.
Es difícil, yo pondría más de 3 pero, por ejemplo, diría Mellie en Ámsterdam, Nug en Estocolmo y Egs en Helsinki. En un momento dado, esta gente rompió completamente con el graffiti tal y como lo conocíamos antes, el cual se inspiraba en Estados Unidos y estaba muy codificado.

Al principio, la gente no intentaba diferenciarse de Estados Unidos, intentaba copiar. Pero estas 3 personas aparecieron a principios de los 90, en países que estaban muy alejados culturalmente de Estados Unidos.

Lo que quiero decir es que era bastante curioso que se empezara a hacer graffiti en Finlandia, por ejemplo, un país muy bonito, en el norte, donde hace frío y hay una cultura de rock and roll. Suecia es igual, una cultura muy rock and roll, y esta gente no escuchaba hip hop en absoluto, estaban muy lejos de todo lo que se podría considerar graffiti neoyorquino… rap, breakdance y demás. Eran vikingos que bebían todo el día, escuchaban heavy metal y pensaban: «Bueno, sí, eso lo hacen en Nueva York, nosotros también lo haremos». Se inspiraban más en Miró, en la gente que realmente venía de la pintura, en los diseños de portadas de discos de Metal, en la cultura del rock en general y en los elementos tradicionales de su país.

En resumen, su inspiración estaba mucho más centrada en algo europeo que en algo americano. También tenían una mentalidad excelente: en cuanto llegaba alguien, iban directamente al lugar a recibirle y enseñarle a pintar en casa. Había un intercambio inmediato.

«Lo que había vivido en París antes era que cada uno estaba en su grupo, en su crew, que no había que hablar con los demás y que el objetivo era menospreciar al contrario.»

¿En qué se diferenciaba con la escena parisina?
Lo que había vivido en París antes era que cada uno estaba en su grupo, en su crew, que no había que hablar con los demás y que el objetivo era menospreciar al contrario. Incluso había una especie de política, que gente como la BBC proponía, según la cual había que tener una actitud muy machista y decir: somos los mejores, no hablamos con los demás, estamos por encima de todo es. Esta gente era totalmente lo contrario.

En aquella época no había correos electrónicos, así que enviábamos una carta y nos contestaban directamente: «Nos vemos en la estación, tal día, tal hora». Algo que, ahora, sería improbable. Cogíamos un tren y nos las arreglábamos para estar en la estación a tal hora, y entonces ellos estaban allí, muy contentos de que alguien fuera a encontrarse con ellos. A menudo no estaban solos, venían con casi todos los demás escritores del país, nos recibían con flores y todos se iban a pintar juntos. Había una increíble dinámica, generosidad y un deseo de compartir y mostrar lo que hacían y de descubrir lo que yo hacía.

¿Qué es lo que más te impacto de estos escritores?
Me impresionó mucho ver que hacían cosas totalmente diferentes a las que había visto en París. Tenían total libertad de estilo, cuanto más loco mejor. Aunque en realidad no estaban haciendo ninguna locura, simplemente se fijaron en lo que hacían los pintores modernos, cosas del mundo del arte. Esta gente era culta, habían ido a buenas escuelas y demás, así que conocían el mundo del arte y encontraron la manera de darle su propio giro para incluirlo en el graffiti sin que fuera demasiado obvio. Seguía existiendo una base de graffiti americano, pero mezclaban todo eso con su propia cultura, con cosas que veían en el día a día y que eran realmente típicas de su país, y eso era realmente interesante.

«(…) en París, la gente que había hecho 20 metros presumía como si fueran estrellas absolutas: «He hecho 20 metros, así que puedes acostarte». Todo esto, mientras Mellie hacía 20 a la semana y nunca dijo: «Soy el rey».»»

Antes has hablado de Mellie de Ámsterdam…
En lo que respecta a Mellie, empezó a hacer piezas en el metro de Ámsterdam a principios de los 90 y, a diferencia de la gente que le precedió, empezó a hacer muchísimas. En aquella época, había al menos 5 de sus piezas en cada metro. Pintaba todos los días. También fue una bofetada en la cara para mí, porque antes, en París, la gente que había hecho 20 metros presumía como si fueran estrellas absolutas: «He hecho 20 metros, así que puedes acostarte». Todo esto, mientras Mellie hacía 20 a la semana y nunca dijo: «Soy el rey». Siempre fue súper humilde, siempre feliz de compartir sus cosas. Él y su crew eran máquinas. Cuando iban a pintar, iban de camuflaje, se sabían todos los horarios de memoria, conocían todas las rutas, iban de antemano a localizarlo todo. En París no veíamos gente que hiciera eso y aprendimos mucho de ellos.

Así que, por un lado, están estas 3 personas que eran, para mí, las 3 personas más importantes de Europa: Pero luego hay otro personaje llamado Chintz, originario de Dortmund, que es completamente diferente pero probablemente igual de importante.

Honet pintando en el MTN Headquarters Barcelona

Chintz es como una figura que solo conocen los verdaderos eruditos del graffiti. ¿Cómo explicas su importancia?
Chintz es un personaje peculiar… hablaba con nadie, no tenía muchos amigos, pero pintaba más que nadie, y llevaba haciéndolo desde mediados de los 80, si no antes.

Él ha estado ahí desde el principio y es la primera persona que realmente intentó hacer cosas conceptuales en los trenes, alejándose del graffiti con letras haciendo algo más abstracto, más reflexivo… jugando con frases, formas, colores y demás.

Era alguien que hacía tantas cosas que podía permitirse experimentar artísticamente. Hasta ahora, la gente había estado haciendo letras, personajes, cosas que ya se habían hecho antes en Nueva York. Tenía una especie de rigor alemán con todo lo realizado extremadamente bien. Por ejemplo, utilizaba cinta scotch cuando, durante mucho tiempo, la gente decía que la cinta scotch era hacer trampas.

«Al final, te das cuenta de que la gente dice: «Bueno, no, hay reglas, pero tienes que hacerlo así, tienes que hacer las letras de esta manera, y si no haces las letras así, pues estás haciendo una mierda».»

El graffiti y sus reglas…
De hecho, lo extraño del graffiti es que la gente se inventa reglas cuando se supone que es algo súper libre, para salirse de los caminos trillados, para hacer algo contra la ley, contra el orden establecido por los padres o por las reglas de la ciudad, etc.
Al final, te das cuenta de que la gente dice: «Bueno, no, hay reglas, tienes que hacerlo así, tienes que hacer las letras así, y si no haces las letras así, pues estás haciendo una mierda». Así que estos tipos pensaban que estaban pintando tanto que podían permitirse cabrear a todo el mundo, y si les apetecía usar cinta adhesiva, usaban cinta adhesiva. «Si quiero hacer algo que a todos os parezca feo, me importa una mierda, lo haré. Hago las cosas para mí, pinto tanto que nadie puede decir nada. Les aplasto, además, al menos, no estoy aquí sólo para hacer lo mismo una y otra vez. También estoy aquí para sobrepasar los límites de todo».

¿En su figura, pues, son compatibles la actitud en el graffiti y en el arte contemporáneo?
Chintz es alguien que puede tener un carácter un poco complicado, casi peor que los parisinos. Pero al mismo tiempo, hay una buena razón para ello, y es que es ultra eficiente en todo lo que hace, es realmente increíble, es un mago. No puedes entender cómo puede hacer cosas tan enormes y limpias y tener una actitud tan reservada. A veces incluso lleva a la gente a pintar y no pinta con ellos, los cuida y él vuelve al día siguiente, o 1 hora después, para hacer algo más grande al lado. Es tan extremo que me parece muy interesante. Es artístico, de hecho, es un concepto de personaje. No es sólo su pintura, es él, su mentalidad lo que representa, la forma de hacer las cosas… todo esto es igual de interesante de hecho. Si realmente tuviera que hablar del mundo del arte, creo que este personaje merece ser diseccionado, analizado psicológica o artísticamente, porque es increíble lo que hace en términos de pintura, estilo de vida y compromiso. La forma en que habla con otras personas, la forma en que se pone por encima de todo eso, es realmente interesante. Luego, en el mundo del arte, no tiene éxito porque se comporta de la misma manera con la gente del mundo de las galerías que con los demás. Es muy reservado, se niega a ir a inauguraciones, no habla con gente que no conoce, no sonríe cuando se lo piden. Esta actitud que hace tiene mucho que ver con el graffiti, y es una pena que el mundo del arte contemporáneo todavía no lo entienda.

«todos los conceptos que utilizan Taps y Moses fueron desarrollados primero por Chintz, pero ellos son mucho más políticamente correctos, utilizan colores que gustan, saben cómo promocionarse.»

Es demasiado complejo, demasiado cerrado y oscuro, así que dicen: «Bueno, no vamos a fijarnos en él, vamos a fijarnos en Taps y Moses”… su obra está inspirada en todo lo que hace Chintz, porque él les formó, fueron sus discípulos, les enseñó cómo hacer las cosas, todos los conceptos que utilizan fueron desarrollados primero por Chintz, pero ellos son mucho más políticamente correctos, utilizan colores que gustan, saben cómo promocionarse. También tienen algo interesante, saben establecer el vínculo entre algo grande y algo muy, muy social. Ahí tienes la relación con los medios de comunicación. También es importante saber cómo hacer esa conexión es como vender tu trabajo. Yo también entiendo todo eso, pero el genio que está detrás de todo lo que hacen Taps y Moses es Chintz, que estaba ahí antes que ellos, que hizo todo antes que ellos, y fue él quien les dijo, toma, tienes que hacerlo así. Eran sus discípulos, no superaron al maestro, pero fueron capaces de resaltar las cosas que él les había enseñado•

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